Tranquilamente iba paseando por la orilla de nuestro ya veraniego Guadalquivir y a traves de su curso contemplaba personas como las de siempre ,bien paseando como siempre, pescando como siempre ó haciendo deporte como siempre.
Sin embargo y no siempre sino nunca habia observado lo que allí serpenteante cual reptil desmelenado y alocado se alzaba a lo alto de un mástil, el que llaman de la Glorieta Olímpica.
Del referído mástil (nabo porta trapo de insignias asquerosas de colores que dan miedo en adelante) colgaba el referído trapo justo enfrente de una de las puertas de entrada a ésta ciudad que en otras épocas fué referencia historica-monumental.
Ahora los monumentos no són de piedra, sino de carne perforada y desvergonzada.
No sé quien ha preguntado a los sevillanos y sevillanas de toda la vida, los autenticos ,si estamos de acuerdo con que se cuelgue ese trapo en un lugar tan señalado, como reclamo y designación de ciudad gay.
Valiente asco de simbolo de banderíta. ¿Cuánto va a costar esta celebración? ¿Porque tenemos que costear todo esto?
Sr. Alcalde: le exijo en nombre de todos los machotes de Sevilla y de las mujeres que se pirran por el hombre referencia de siempre, ese que cuando se cruza con una guapa Sevillana se pone a 10.000rpm,al igual que la mujer cuando se siente observada( la mujer lo disimula mejor) que vaya pensando en buscar no sólo unos días sino un año completo para celebrar lo que a nosotros no nos hace falta de celebrar para sentirnos iguales.
Porque señoras y señores gays, celebrar en exclusiva y en solitario sin contar con otras opciones sexuales, les lleva a caer en el error de excluirse automáticamente de la normalidad.
No somos los heteroxesuales los que marginamos, sino ustedes mísmos.